Un riesgo bajo la sombra; feminicidios  y salud mental

La violencia de género aumenta de manera exacerbada y los entornos seguros para las mujeres se vuelven escasos. El feminicidio, es el crimen temible de TODAS en Colombia. Resulta imperativo que la violencia feminicida se intervenga desde su dimensión más amplia; entre lo evidente y lo oculto de este delito. Evitar que las mujeres permanezcan bajo la sombra es un clamor de justicia, un clamor por la vida.

Foto by Nelson Cardenas

Entre el miedo y la zozobra

La normatividad en función del feminicidio en el país no ha sido suficiente para prevenir este cruel delito y las cifras asi lo demuestran. En el último informe del Observatorio Colombiano de Feminicidios se reportaron, “62 feminicidios en el mes de abril y 417 en lo que va del año 2024”.

Las estadísticas han reconfigurado las dinámicas cotidianas a las que están sujeta las mujeres, quienes sufren afectaciones emocionales generando así una reducción en su interacción social. Desarrollando conductas de evitación y distorsión de sus procesos cognitivos.

Los eventos traumáticos producto de la violencia feminicida crean alteraciones significativas y en ocasiones daños irreparables  en los patrones de personalidad de las víctimas. Por ello, la periodicidad con la que se están cometiendo los delitos resulta inconcebible. De acuerdo con la Procuraduría General de la Nación, “18 mujeres por mes han sido asesinadas presuntamente por sus parejas o exparejas sentimentales en este año. Esto significa que cuatro mujeres han muerto cada semana,” principalmente en sus entornos cercanos o familiares.

 A pesar de la existencia de la ley de feminicidio 1761 de 2015 (Ley Rosa Elvira Cely), persiste la falta de acciones contundentes de las instituciones públicas en la prevención del delito. Además, se evidencia la falta de coordinación y manejo de un lenguaje común en el abordaje conceptual e instrumental del feminicidio en el interior de las entidades encargadas de garantizar derechos humanos y de administrar justicia.

Las mujeres se mueven entre el miedo y la zozobra, intentando desafiar el pantano de la impunidad. Ante ello, se exponen a un desgaste emocional que es generado por la negligencia en la atención de los casos. Ademas de los juicios morales a los que son sometidas cuando se interpone una demanda. Esta situación, produce revictimización y acción con daño, situación que puede ser aún más dolorosa que el hecho victimizante.

Sin duda, se desarrollan unas afectaciones psicosociales en la individualidad de las víctimas de intento de feminicidio y en las familias dolientes. quienes posterior a los hechos manifiestan sintomatología asociadas a trastorno de estrés postraumático, hipervigilancia y autoculpabilidad. Por tanto, es inaplazable fortalecer la provisión de servicios preventivos, a través del Sistema Articulado de Alertas tempranas, para garantizar una vida libre de violencias y reducir los riesgos feminicidas.

En la mente del agresor

Las posibles afecciones de salud mental en el victimario, es un aspecto controversial en el estudio y judicialización de los casos de feminicidios en Colombia. En muchas ocasiones se pretende encontrar explicaciones injustificadas que exima de la culpa al agresor. No obstante, los estudios demuestran que existen una seria de componentes impulsadores de orden psicosocial. “La esquizofrenia, el consumo de sustancias psicoactivas y los trastornos psicóticos. A su vez, los trastornos del estado de ánimo, adaptativos y cognitivos, resultan siendo las afectaciones de mayor frecuencia entre quienes cometen feminicidio”. Así se señala en la investigación denominada “Los Colores de la Ira” de la Procuraduría General de la Nación.

En la investigación relacionada, Aguilar (2018) planteó una clasificación de los victimarios bajo la modalidad de feminicidios, con la finalidad de comprender las razones hostiles que motivan a los hombres a agredir a las mujeres. En consecuencia, se categoriza y cuantifica su incidencia como, “Enfermos mentales-No responsables (25.7%). Antisociales-Responsabilidad atenuada (18.6%). Antisocial moderado -Celoso (17.3%). Normalizados-Responsables (38.4%)”. Esta última categoría es la mas usual en dicho delito, debido a que no se evidencia patología al respecto. Los síntomas de irritabilidad, impulsividad, depresión y ansiedad responden a una situación coyuntural ante el anuncio de la mujer de terminar la relación sentimental.

Independientemente de la existencia o no de condiciones mentales en los agresores, es necesario que se establezcan acciones disciplinarias y penales para que se pueda responsabilizar a los culpables del daño causado a las víctimas y sus familias, ya que ante el dolor, lo único reparador es la justicia

¿Qué les depara a las mujeres en Colombia?

La institucionalidad juega un papel fundamental en garantizar el acceso a rutas de atención y establecer medidas preventivas. En búsqueda de ese gran desafío, “la investigación de muerte violenta será por feminicidio, independientemente de que no se tenga indicio”. Esto lo anunció La Fiscal General de la Nación, Luz Adriana Camargo, quien propuso otorgar principio de oportunidad en casos de violencia intrafamiliar. El objetivo es que, los diferentes casos no se escalen a feminicidios. Se espera que, las mujeres en el país dejen de ser una cifra y disminuyan los riegos que las tienen bajo la sombra.